El Camino de Ifé

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Por Teresa Cardona

(Foto: Adrien Vanbocquestal)

Ifá significa rigor; ifé significa amor. Y en vivo es exactamente con eso con lo que te vas a encontrar. Otura Mun nos recibió en su casa, pero, más aún, nos permitió entrar a un espacio personal de amor y respeto por el arte. Un templo al eterno aprendizaje. Con mucha humildad y admiración, aquí la propuesta del grupo de rumba Ifé y el camino musical que recorre su fundador y director Otura Mun comienza desde el trabajo hasta llegar al amor.

Siempre atraído por los tambores y una inclinación a temprana edad por aprender música caribeña, Mun llega a formarse en batería en quinto grado y se une al grupo de drumline de su escuela hasta la universidad. A los años aprendió el arte del sampleo y se convirtió en uno de los productores de música más exitosos en la escena independiente, incluyendo a Mima, Ciencia Ficción, Young Ragga, Calma Carmona y Cultura Profética. No obstante, Mun es un músico en constante búsqueda y esto no ha detenido que su enfoque en su andar tanto profesional como personal. Cansado ya del mismo beat sintético y poco personal, buscó “resolver el problema de algo que fuera en vivo y pueda respirar”, que trabajara los sentimientos con los que quería expresarse y que cumpliera con sus deseos de trabajar como solista. Retomó deseos antiguos con los que había comenzado su viaje y volvió a buscar de la música afrocaribeña, su llamado espiritual y entregarse al claustro de su estudio.

“La estructura de la rumba ofrecía esa libertad que estaba buscando en la música. La idea era hacer música electrónica a base de la rumba”. El proyecto de Ifé no es precisamente uno muy fácil de explicar. Y bajo la invitación del mismo Otura Mun, fui a verlos en vivo al lanzamiento del disco en el Shorty Castro para entender la composición musical y espiritual que comprende al grupo. Más que sorprendida. Fue una experiencia completa en donde su director musical no sólo encontró el espacio para explicar cada canción y sus elementos religiosos en la rumba, sino que complació con un repertorio que duró una hora más veinte minutos de encore de improvisación a un público que no les permitía baja de la tarima. Aquí la música no está programada, el elemento de la improvisación está muy presente y se juega a favor de él. Es esencial para el conjunto entender el lenguaje de la rumba y poder difundir varias conversaciones entre sus tambores tomando en cuenta que la premisa del género es que con poco se hace mucho. Dado ya el ambiente para el diálogo, se define el sonido de Ifé. Mun, quien usa la tecnología para permitirle a los sonidos modernos del bajo que se escuchen en toda su capacidad, interviene los instrumentos con un sensor electrónico que se encaja a la clave cubana y una estructura de acordes de nueve opciones. Aferrado al estilo del guarapachangueo, bajo la clave conversan tumbadora, quinto, catá, drum machines con nueve superficies para samplear, sintetizadores y drums electrónicos con bajos súper graves. Siendo el cajón sustituido por un tambor electrónico con distintos sonidos programados; muerto, que pique y sorpresa. Todos cubiertos por un pedazo de tela blanca para lograr que no se escuche la piel, si no el sonido electrónico. Por fin una nueva oportunidad para que sea la pista la que improvise y no el rapero sobre ella.

Otura Mun añade que lo importante no es sólo dar con ese sonido nuevo que se está buscando, sino en entenderse como parte de un grupo y cumplir con la parte que a uno le toca. Su maestro de marching band, su mentor, le enseñó que sólo se es un profesional cuando se entiende la necesidad de practicar y concentrarse en superar por mucho al más próximo: “todo lo que vale en este mundo hay que dedicarle”.

Muchas veces se entiende que la vida está llena de intersecciones. Pero como en la rumba que hace mucho ruido con poco instrumento, Otura Mun tiene un solo camino, uno que varía de ritmos, pero con la claridad y la seguridad de llegar a un destino. Por amor se camina; con música se camina. “Mi destino era la música” dice quien, ya llegado a su destino, no descansa y sigue el recorrido.

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